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martes, 25 de septiembre de 2018

En el Valle de Benasque con niños

Uno de los sitios que hemos visitado estas vacaciones ha sido el Valle de Benasque y nos ha fascinado aún más que la última vez que fuimos hace 9 años, con un bebé de apenas meses en el que fuimos de un lado a otro en coche...hoy, 9 años después hemos vuelto 5 y nos ha encantado. Sus casas de piedra y madera, las montañas acariciando los pueblos, la combinación del verde de la vegetación y el azul del cielo,...


El pueblo de Benasque es espectacular, es cómo muy tranquilo, sin jaleo ni demasiada gente por la calle pero de pronto entras por sitios que está lleno de gente y con una vida tremenda, a la vez tranquilo que bullicioso. Sus casas sobrias de piedra y madera encajan a la perfección con el espectacular paisaje que las rodea. Las calles empedradas le dan al lugar y a su entorno una belleza enorme. Eso sí, si vais con niños, absteneos de llevar scooter y demás patinetes porque con ese suelo les resultará bastante difícil conducir.




Despertarte en un hotel en Cerler es impresionante...ni un sólo ruedo que no venga de la naturaleza o si cabe, de unas campanas de alguna de las torres cercanas. Espectaculares las vistas y la paz que se respira...me hubiera quedado allí varios días. El hotel en el que estuvimos era superacogedor y al ser 5 estuvimos en una habitación enorme con dos plantas, era como una minicabaña dentro de un hotel. Además el hotel tenía miniclub donde hacían actividades con los niños como manualidades, cine, pintura,...


Estar en medio de tanta naturaleza te hace que aunque no vayas preparado para ello, te lances "al monte" y hagas una ruta con los niños para seguir descubriendo la grandeza de esa zona. Hicimos la que se conoce como Sendero Botánico. Es un sendero circular; conste que nosotros sólo hicimos la mitad; ida y vuelta por el mismo camino porque nuestro calzado no era el más adecuado para andar por allí, aunque se veían bastantes familias haciéndola (eso sí, bastantes equipados, yo cada vez que nos cruzábamos con alguien pasaba vergüenza...ejejjeje). La peculiaridad de esta ruta es encontrarse con diferentes especies vegetales durante el trayecto y lo más bonito eran las cascadas espectaculares que encontramos a  nuestro paso.








Después de hacer la ruta nos fuimos a lo que se conoce como Llanos del Hospital, un sitio que la última vez que estuvimos me cautivo y que quería volver. Los niños jugaron en un parque que hay allí a pie de montaña, corrieron de un lado a otro entre vacas y nosotros nos tomamos un café contemplando semejante cuadro.


Por la tarde, después de comer en Benasque, nos acercamos a Anciles, un pequeño pueblito a 3 km de Benasque que había visto las recomendaciones en muchísimos blog. Allí, recorrimos sus calles la sobriedad y belleza de sus casas solariegas construidas muchas entre los siglos XVI y XVIII y los niños tuvieron un rato para jugar en un parque que encontramos.






Esta zona del Pirineo Aragonés da para mucho, así que la próxima vez que vengamos tendremos que reservar más días para descubrir los bonitos rincones que tienen por aquí y "perdernos" por alguna de sus rutas en plena naturaleza (pero preparados, no en zapatos...jejejeje)