Agosto siempre ha sido mi mes favorito. Días largos sin reloj, desayunos tardíos, dejarte llevar entre horas de piscina, playa, feria de pueblo y tertulias divertidas con familias y amigos alrededor de una buena mesa. Menudo mes de agosto tan diferente hemos tenido...el mes se me ha pasado en un parpadeo, me ha faltado una quincena...o más😊😩😏 aunque más aprovechado no ha podido estar.
Dos semanas llenas de locura, de ideas, de “desidias”, de ilusiones, de miedos ( cada día los datos de covid eran peores), de alegrías y de desvelos; pero ya os contaré detenidamente.
Acabamos agosto en kayak, con multiaventura, de playa a lo “omaita” con filetes empanados y disfrutando de los atardeceres sin prisa en la piscina.
Este agosto ha sido raro, tan raro como que nos levantan de los bares cuando más a gusto estamos y nos pensamos dos veces si salimos o no salímos,...incluso cuadramos los que somos porque no podemos pasarnos de 12 o incluso de 10 ahora. Un agosto sin procesiones, con feria pero sin ella, un agosto con nuevo complemento, las mascarillas😷, que cada dos por tres se nos olvidan. Un agosto con reencuentros raros, sin besos ni abrazos.
Cada año, al finalizar agosto me pongo triste, o no sé si es triste o nostálgica. Me sucede como a finales de diciembre. En septiembre, como en enero, algo comienza. Y me da como morriña de los buenos momentos, pena de lo no aprovechado, pero con la esperanza que en ese nuevo comienzo tenemos cientos de oportunidades para crecer y ser felices.
A pesar de las distancias, de los cambios de planes, de los me quedo en casa en lugar de salir de cañas, de los recortes de horas y las noches con “toque de queda”, ha sido un verano maravilloso, porque lo hemos vivido y lo hemos disfrutado. Después de todo, solo podemos dar gracias 🙏 , vivir el momento y no hacer planes de futuro, a saber cómo estaremos el mes que viene.
Y vuestro verano, cómo ha sido?
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