Desde que soy madre, pocas veces voy al cine para una película que no sea de "todos los públicos", animada, o infantil... lo poco que lo piso es para ver pelis con mis hijos en las que la mayoría de las veces, por que no decirlo, me pego alguna "cabezailla" producida por el cansancio acumulado, la oscuridad de la sala y el argumento de la peli de turno...lo siento... es así!ejejj
Pero el viernes cambiaron las tornas y pudiendo "colocar" a los niños a buen recaudo, fui al cine con mi marido y unos amigos a disfrutar de una película de las que dejan poso, de las que te hacen pensar, de las que no dejan indiferente a nadie,... de las que valen la pena... "El mayor regalo".
Los testimonios se entremezclan con un rodaje en el "oeste", en el que el director quiere dar un final diferente, un final sin tiros ni muertos, sin venganzas; sino un final feliz. Un documental en el que los "verdugos" y las víctimas se dan la mano y miran hacia delante. Sales con la sensación de que no sólo descansa el que pide perdón, sino que también descansa el que perdona. Te "reconcome" y da que pensar; porque si ellos han perdonado atrocidades de ese calibre, cuando ves que una mujer abraza al hombre que mató a su marido y todos sus hijos, cuando ves que hablan y pasean una persona que ha matado a su hermano, ¿cómo no vamos a perdonar nosotros las "pequeñeces" de nuestro día a día? Lo nuestro (como se dice en la peli) no es juzgar al otro, lo nuestro es amar; y el amor no se entiende, el amor se acepta y "punto". Esta peli va de voluntad, de misericordia, de dolor, de sacrificio de perdón, de AMOR y sobre todo de la grandeza de Dios.
Cotelo recoge testimonios de víctimas y verdugos que han abrazado el perdón. Desde Irene Villa (víctima de ETA), como Shana O'Doherty (terrorista del IRA), un paramilitar colombiano, familiares del genocidio de los hutus y los tutsis en Ruanda o el matrimonio Gaby y Francisco donde tras cinco años de "living la vida loca con otro hombre y sin ataduras", Gaby volvió a casa y Francisco no tuvo ni media palabra de reproches. Personas que han perdonado o pedido misericordia para seguir viviendo "en paz".
Cotelo (el director), Irene Villa (participa en la película con
su testimonio de perdón) y Santi Rodriguez (actor de la peli)
|
Los testimonios se entremezclan con un rodaje en el "oeste", en el que el director quiere dar un final diferente, un final sin tiros ni muertos, sin venganzas; sino un final feliz. Un documental en el que los "verdugos" y las víctimas se dan la mano y miran hacia delante. Sales con la sensación de que no sólo descansa el que pide perdón, sino que también descansa el que perdona. Te "reconcome" y da que pensar; porque si ellos han perdonado atrocidades de ese calibre, cuando ves que una mujer abraza al hombre que mató a su marido y todos sus hijos, cuando ves que hablan y pasean una persona que ha matado a su hermano, ¿cómo no vamos a perdonar nosotros las "pequeñeces" de nuestro día a día? Lo nuestro (como se dice en la peli) no es juzgar al otro, lo nuestro es amar; y el amor no se entiende, el amor se acepta y "punto". Esta peli va de voluntad, de misericordia, de dolor, de sacrificio de perdón, de AMOR y sobre todo de la grandeza de Dios.