Inmersos en los festivales de Navidad en los colegios nos acercamos al día de la entrega de notas... la temida entrega de notas...Es un momento que se vive normalmente con nervios y tensión en las casas,...¿Qué habrá sacado? ¿Cuántas habrá suspendido esta vez? ¿Cuántos sobres tendrá? Que no cunda el pánico y no lo vivamos como si fueran nuestros propios logros o nuestros propios fracasos...porrrrr favor!!! ¿Cómo afrontamos este momento? ¿Reaccionamos de manera adecuada?
Conviene recordar que las notas no son más que una muestra medible del progreso en las adquisiciones y memorización de determinados contenidos académicos; es decir, que las debemos ver cómo un instrumento de medición, no como un objetivo en sí mismo. A los padres a veces se nos olvida que para un profesor es muy difícil condensar en una sola nota hasta el mínimo detalle del trabajo, la ilusión y los propósitos que nuestros hijos tienen a lo largo de un trimestre. Por eso, los boletines de notas, deben siempre convertirse en una ocasión para hablar y conversar con ellos a cerca del trabajo realizado durante el curso y analizar tanto los éxitos como los posibles fracasos. Sea como fuere, la actitud que los padres debemos tener es la de sacar conclusiones positivas y seguir hacia delante (cómo yo les digo a los míos...para el próximo trimestre hay que apretar un poquito más). Lo más importante es que ellos vean que lo que se aprecia realmente es el proceso de trabajo y la interiorización del concepto de deber, y no tanto el resultado.
No es aconsejable valorar la calificación en sí misma, el numerito en sí, tampoco exigir al niño una determinada nota. Lo más importante es valorar el esfuerzo que hacen, ya que muchas veces el esfuerzo no está reflejado en la calificación obtenida. Hay niños que sin esforzarse consiguen el aprobado, y otros que tras echarle muchas horas, no logran obtenerlo. Los primeros pueden (y seguro que lo hacen estar) desperdiciando parte de su potencial (yo tengo uno de éstos y me pone enferma), y los segundos pueden desarrollar altos niveles de frustración y desmotivación fácilmente.
El conseguir buenas notas, en muchas ocasiones se convierte en una competición, y lo vemos incluso en las puertas de las clases cuando padres comparan las notas obtenidas por sus hijos, o compararlas con sus hermanos, sin tener en cuenta que cada niño es un mundo, es único e irrepetible, con sus propios intereses, nivel de maduración y estilos de aprendizaje.
Pero de la entrega de boletines también podemos sacar muchas cosas positivas. Nos muestran los puntos fuertes de nuestros hijos (y los no tan fuertes), que asignaturas les gustan más y despiertan más motivación. Es una herramienta para conocer mejor a nuestros hijos, sus gustos, sus capacidades,...
¿Y si suspende? Aunque a veces creamos que les da igual suspender, no es así, a nadie le gusta el fracaso. Para cambiar esa "mala conducta" tendremos que profundizar en porqué se ha producido, ver si el esfuerzo que han hecho ha sido el adecuado o sin embargo no han estudiado casi nada. Debemos darle confianza, hacerles creer que son capaces de aprobar y que con un poco de esfuerzo se puede conseguir. Nunca debemos etiquetarlos como "vago", "flojo",... Es mejor ver en qué se ha fallado y poner un plan de actuación.
¿Qué hacemos con los aprobados? ¿Recompensamos? Del mismo modo que con los suspensos aunque siendo la otra cara de la moneda. No debemos compensarle por hacer su trabajo. Tienen que interiorizar el deber. Ahora se ha puesto de moda el regalito por las notas....y yo me pregunto...¿Regalito por hacer lo que deben hacer? ¿Queremos hacer creer a nuestros hijos que en sus trabajos los va a premiar cuando hagan lo que deben hacer?
"Todo el mundo es un genio...pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, pasará el resto de su vida creyendo que es un idiota" (A. Einstein)
El conseguir buenas notas, en muchas ocasiones se convierte en una competición, y lo vemos incluso en las puertas de las clases cuando padres comparan las notas obtenidas por sus hijos, o compararlas con sus hermanos, sin tener en cuenta que cada niño es un mundo, es único e irrepetible, con sus propios intereses, nivel de maduración y estilos de aprendizaje.
Pero de la entrega de boletines también podemos sacar muchas cosas positivas. Nos muestran los puntos fuertes de nuestros hijos (y los no tan fuertes), que asignaturas les gustan más y despiertan más motivación. Es una herramienta para conocer mejor a nuestros hijos, sus gustos, sus capacidades,...
¿Y si suspende? Aunque a veces creamos que les da igual suspender, no es así, a nadie le gusta el fracaso. Para cambiar esa "mala conducta" tendremos que profundizar en porqué se ha producido, ver si el esfuerzo que han hecho ha sido el adecuado o sin embargo no han estudiado casi nada. Debemos darle confianza, hacerles creer que son capaces de aprobar y que con un poco de esfuerzo se puede conseguir. Nunca debemos etiquetarlos como "vago", "flojo",... Es mejor ver en qué se ha fallado y poner un plan de actuación.
¿Qué hacemos con los aprobados? ¿Recompensamos? Del mismo modo que con los suspensos aunque siendo la otra cara de la moneda. No debemos compensarle por hacer su trabajo. Tienen que interiorizar el deber. Ahora se ha puesto de moda el regalito por las notas....y yo me pregunto...¿Regalito por hacer lo que deben hacer? ¿Queremos hacer creer a nuestros hijos que en sus trabajos los va a premiar cuando hagan lo que deben hacer?
"Todo el mundo es un genio...pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar un árbol, pasará el resto de su vida creyendo que es un idiota" (A. Einstein)